jueves, 27 de agosto de 2009

Un nuevo ciclo

Hoy día fui con la Valeria (my BFF) a ver a nuestra profe de teatro a su casa, que tuvo su bebé hace una semana. Pasamos después de clases primero al Bravíssimo a tomar una copa de helado mega power con su papá, después al Panorámico, a la tienda Zoe de té para comprarle algo a la nueva madre (té, un clásico en nuestra vida) y luego nos fuimos pa' la casa de la Pau. La guagua es lo más exquisito del mundo, tiene todo el estilo (como sus padres) y tuve el honor de tenerlo en mis brazos y de ayudar brevemente en la mudada de la tarde... Al rato llegó medio Chile a ver al enano, su pedazo de queque, su hueveo pulentoso con el míster father Jaime y el otro actor de su compañía, buena onda, buena onda, buena onda...
Todo eso me dejó así como bacán, como pensando en lo power que es la vida, cómo cambia cuando uno crece, se junta con alguien, sigue un camino determinado, un estilo de vida propio, tiene sus propias cosas, es dueño total de su vida, y después da vida a otro ser, que va a repetir el ciclo! Una vida independiente, única, con su propio destino, sus propios deseos, sueños, decisiones, planteamientos, posturas, personalidad, sentimientos... completamente impredecibles a sus 7 días de vida, pero latentes ahí. Es súper cuático pensarlo. Que esa cosa chica es todo un ser en potencia, un ser humano con todo, que hace nueve meses no existía... y de repente salió de la nada y llegó al mundo, así, "puf!"...
Somos tanto y no somos nada... También estuve pensando sobre eso, a raíz de esto mismo, el otro día... Que han pasado sobre esta misma tierra que pisamos hoy día mil generaciones, una completa civilización desde tiempos inconmensurables para nuestra efímera existencia, y que justamente eso somos: efímeros. Tan solo permanecemos en esta tierra por nuestro legado, nuestro legado a la civilización humana que desde tiempos remotos se desarrolla, evoluciona, adquiere conocimientos sobre lo que nos rodea, la naturaleza del mundo, el espacio infinito, y así, de toda nuestra vida, de todo lo que sentimos y pasamos para formar nuestra historia personal (que para nosotros es fundamental), lo único que queda es el recuerdo de nuestro paso, nuestras ideas en el aire, y nuestros huesos pudriéndose en descomposición bajo cinco metros de tierra, echando olor y alimentando gusanos y pasto; y todo de nuevo... todos, por los siglos de los siglos. Brígido. Pero no quería ponerme filosófica... Está linda la guagua, en todo caso.



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marcando territorio

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