lunes, 11 de febrero de 2013

Mamonerías


Hace mucho que no escribo nada, y hoy me decido a escribir sólo porque necesito una descarga de mamonerías...
Acabo de ver "Becoming Jane" y lloré a mares. En particular esta película me hizo llorar, porque no tiene realmente un final feliz (lo siento por el spoiler). No sé por qué, pero siempre que veo estas historias de amor me siento tan parte de ellas que las vivo en carne propia (tanto así que hasta me preparé un té en tetera para tomar mientras veía la película, como para entrar en la onda), y al volver a ser yo, en mi vida normal, siempre pienso "Yo quiero un amor intenso y apasionado como ese... Yo quiero un hombre que me ame así, que lo dé todo por mí, que se entregue así...". Yo creo que toda mujer en el fondo de su corazón lo desea en algún momento, por muy modernas o independientes que seamos (o pretendamos ser). Y la verdad es que yo sí tengo un amor, yo sí tengo un hombre que me ama, y yo a él, pero no es un amor de esos. De esos de película. Es un amor más normal, más cotidiano, más de compañero que de amante apasionado. Es un poco triste y decepcionante a ratos pensar que mi amor de juventud se parezca más al de una pareja de abuelos que a los desbordantes affaires de las películas, que pareciera que por el momento he renunciado a esa idea romántica del amor desenfrenado y loco. A veces incluso pretendo que lo tengo, o que podría volverse uno de esos algún día, pero me basta con mirar una sola película de amor para darme cuenta de que no es así. Es como si esos amores solo se dieran en lugares lejanos, que sólo se pueden ver a través de una pantalla, donde la gente es bonita y habla inglés. Qué envidia.
Pero volviendo al final no feliz... Eso hace que, más encima, pierda la fe en que esos amores intensos siempre resulten, justamente porque esta es una historia real. Yo antes creía que el amor siempre era suficiente, pero con el tiempo me he ido dando cuenta de que estaba equivocada... El amor no siempre es suficiente. A veces, aunque sea el amor más fuerte y poderoso, hay cosas que lo pueden coartar. O aniquilar, de lleno. En este caso, el "deber". En otros casos, las diferencias, los hábitos, las malas circunstancias, qué se yo. O sea, que incluso si uno llega a vivir esa maravillosa historia de amor, como de película, nada te asegura que la cosa vaya a resultar, que todo salga como de guión, que tenga un espectacular final feliz. Así no es la vida. Y en el fondo uno siempre lo sabe... Cuando pasan cosas muy buenas, siempre surge el "es demasiado bueno para ser verdad", o "esto parece un sueño del que voy a despertar algún día". Es como ponerse el parche antes de la herida, aunque uno siempre mantiene la esperanza.
Bah, pero en fin... A pesar de todo, yo quiero tener un amor de esos. Aunque no sepa lo que va a pasar, aunque duela a veces, aunque las cosas sean complicadas o como sea que venga... Vale la pena, pienso yo. Es más, todas lo merecemos. Un amor intenso, apasionado, que me haga despertar todos los días amando la vida y emocionándome cada vez que lo veo, o dormirme ansiosa por volverlo a ver. Uno que me revuelva las tripas con un solo roce, y que sienta que sin mí el mundo no tendría sentido. Un amor memorable... Un amor de película.

marcando territorio

Todo lo que está escrito en este blog son pedazos chorreados de mi propia conciencia (o inconciencia) y tengo todos los derechos del mundo sobre mis palabras, ok?
Prohibido copiar, plagiar y/o imitar mi súper estilo, mis ideas o cualquiera de las huevadas que hablo, porque mis pensamientos son únicos, y al que no le guste, chabela.