A altas horas de la noche salían las lombrices a jugar ajedrez. Y esta noche se iba a disputar el gran premio: la manzana dorada. Todos los jugadores se preparaban y el público cantando convergía al lugar acordado. Pero, ¡qué desgracia! ¡Quién se iba a imaginar que esta noche en medio de la masa una enorme roca caería!