sábado, 26 de mayo de 2012

Lluvia

Aahhhh... Me encanta la lluvia. Siempre me alegro cuando llueve en Santiago, algo que es cada vez menos común. Si es como un magno evento! Sale días antes en las noticias, toda la gente se prepara para la lluvia, como si fuera lo más raro del mundo! Y pensar que cuando éramos chicos, llovía todo el tiempo... Era de lo más normal tener que quedarse en la casa al menos una vez en el invierno porque suspendían las clases, o llegar a la casa con el paraguas estilando, y que hubiera sopaipillas. Qué buenos tiempos.
Qué lata que ahora no llueva tanto. A Santiago le hace falta. Si basta mirar cómo se ve de majestuosa la cordillera después de un día de lluvia, cuando se van las nubes. Es sobrecogedora. Y es que simplemente se respira mejor, más fresco, más limpio, y se ve todo con más claridad... es como despertar de un sueño.
Cuando pienso en lluvia, siempre pienso que es una buena noticia, que hace falta agüita, que hace falta limpiar el aire, y todo eso. Pero mi mamá se siente culpable. Siempre me dice que le carga el invierno. Que el hecho de acostarse todas las noches en una cama calentita, de tener una casa donde refugiarse del frío, hasta con estufita, la hace sentir culpable, y la llena de angustia. Qué brígido que ella piense eso... pero es verdad, lamentablemente. No todos pueden disfrutar de la lluvia así sin más... para muchos, significa pasar la noche despiertos, con frío, con agua colándoseles por los rincones. Qué triste. Pero el problema no es la lluvia, en todo caso. Así que de todos modos, hay que bienvenirla, porque el agua es vida.

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marcando territorio

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