viernes, 5 de agosto de 2011

Ameba

Es cuático... pero últimamente Chile entero se ha estado revolviendo, levantando, revolucionando... Y me encanta. Me encanta que al fin estén abriendo los ojos, hay una nueva energía dando vuelta entre los chilenos. Un nuevo ánimo... una especie de "renacimiento" social y cultural muy brígido, que me tinca que tiene pa rato. Ya no somos tan robots como antes... ahora nos importa lo que está pasando, nos importa más la vida y la naturaleza... nos importamos más. Es un despertar que nos está haciendo cada vez un país más grande, más unido y más humano.
Sin embargo, a pesar de lo genial que me parece todo esto, me he encontrado súper lejana del movimiento... de la chuchoca en sí. No sé por qué, pero me ha venido una especie de fatiga mental, o entré en un estado de contemplación en que me siento más un observador que protagonista. Supongo que es normal en mí... siempre tiendo a la abstracción, a la catatonia. Lo malo es que me hace sentir un poco culpable. Claro, yo pienso, todos los que me conocen lo saben... por eso creo que esperan cierto compromiso de mi parte con las ideas, con las demandas, con la fuerza... pero la verdad es que me cuesta mantenerme presente... siempre me ha parecido más natural ser la voz en off que observa y narra, que comenta e influencia, pero que no se hace cargo de las cosas. Defecto grande en mí, reconozco, pero simplemente no me dan ganas de salir de mi inercia.
Supongo que no debo ser la única... y eso en parte es lo que le resta presencia al movimiento. Voces fantasmas, que hablan y piensan, pero no se aparecen. Aunque igualmente útiles, creo yo... porque el mundo se construye desde las mentes, primero que todo. Y son las mentes las que tienen que cambiar. Ahí entro yo, aunque con pereza, debo decir... pero se hace lo que se puede. Y este fue mi intento.

marcando territorio

Todo lo que está escrito en este blog son pedazos chorreados de mi propia conciencia (o inconciencia) y tengo todos los derechos del mundo sobre mis palabras, ok?
Prohibido copiar, plagiar y/o imitar mi súper estilo, mis ideas o cualquiera de las huevadas que hablo, porque mis pensamientos son únicos, y al que no le guste, chabela.